Con motivo del día de los derechos de los niños,
hoy hemos tenido la suerte de poder entrevistar a un gran pedagogo y dibujante,
Francesco Tonucci en la UdL.
Francesco Tonucci, hace más de 35 años, que está
buscando un modo de comunicar sus ideas de manera más directa a un público más
amplio, el pedagogo italiano Francesco Tonucci delineó sus primeras viñetas
disfrazado tras el seudónimo de Frato. De la mano de la ironía, Tonucci / Frato
pudo ingresar a la escuela, provocándola para que se ría un poco de sí misma.
Le hemos formulado unas preguntes. Aquí os
las dejamos junto con las respuestas que de seguro nos harán reflexionar.
- ¿Cómo empezó a dibujar viñetas?
- Las viñetas son la herencia de una pasión
que tengo desde siempre, no tanto de dibujante sino de pintor. Mis primeros
recuerdos de escuela son dibujos en una pizarra grande. Soy de un pueblo sobre
el Adriático, Fano, y hacía muchos dibujos sobre la playa. Los pintores de mi
pueblo me regalaban tubos de óleo y yo los aprovechaba para hacer pequeños
grabados.
Después, mi camino no fue el arte sino los
estudios universitarios. Y a fines de los 60, mientras en el movimiento
estudiantil buscábamos maneras más directas para comunicarnos con la gente - y
pensábamos en formas de autocrítica hacia el mundo de la investigación, que
estaba muy encerrado en una actitud autorreferencial-, las viñetas me
parecieron un modo de abrir la comunicación a un público más amplio. Así,
aproveché unos dibujos que estaba haciendo para unos tests infantiles de
psicología. Cuando empecé, pensaba que esto no era algo tan digno de realizar
ni por un artista ni por un investigador, por lo cual me disfracé detrás de un
seudónimo: Frato.
Quería señalar dos cosas. Por un lado, que
las viñetas pudieron entrar en la escuela, que no es un mundo abierto a la
ironía y la sátira humorística. Este es un éxito raro, porque las viñetas se
reconocen y la escuela acepta reírse de sí misma. Por otro lado, las viñetas
llegaron a ser un instrumento de formación profesional para maestros y
maestras. En España se adoptan casi como libros de texto de magisterio; muchos
profesores han usado y siguen usando mis viñetas para empezar cursos, para
estimular a los estudiantes, hasta en los exámenes.
- Usted dijo que la escuela no está
acostumbrada a la ironía. ¿Cuál cree que es actualmente el lugar del humor en
la educación?
- Creo que cuando esto se consigue, estamos
en un buen sitio. Hay una viñeta que dibujé hace much o s años que describe
esto: un maestro le dice a una colega: "Mira la última viñeta de
Frato", y la maestra la observa y dice: "Sí, ja, ja", empieza a
reírse y dice: "A mí también... a mí también....¿a mí también? ¡Cómo se
permite este señor decir estas tonterías!". Lo que intenté fue develar un poco
qué significa la ironía; nos suscita una sonrisa, pero puede producir distintas
reacciones, desde el enfado o el decir: "Es verdad, a mí también, lo
reconozco, tenemos que cambiar algo". Estas son distintas reacciones
posibles, creo que todas son buenas, porque provocar una reacción agresiva
puede ser interesante.
-¿En qué se inspira al hacer las viñetas?
-Varias veces me preguntaron esto. Cuando
contesto esta pregunta, normalmente invento algo, por honestidad. Cuando una
idea se ha hecho clara, puede producir una viñeta. Una viñeta es un resumen o
una concentración, en pocos trazos, de un concepto que a veces es muy complejo
y que puede provenir de la investigación, de la observación, de los comentarios
de los maestros. Un ejemplo de esto es una de las viñetas más intensas que
dibujé, que comprime un concepto muy complejo, que es el tema de la evaluación:
Hay ocho caras de niños y niñas, y una cara de adulto; la maestra evalúa
diciendo: "Ana es desordenada", "Pedro es tímido",
etcétera. La penúltima viñeta dice: "Solo Luis es normal. Firmado: la
maestra", y Luis es la imagen especular de la maestra, son idénticos. Esta
es una síntesis gráfica que me parece bien solucionada y es el resultado de
nuestras investigaciones. Para nosotros, el normal es el que se nos parece más;
el distinto es malo, preocupante y tenemos que recuperarlo, ¿recuperarlo a qué?
A la normalidad, es decir, hacerlo como nosotros. Yo siempre lo digo: la viñeta
es como una píldora, un concentrado. Produce una intuición, no ayuda a hacer un
recorrido, pero lo puede suscitar, movilizar, motivar. Muchas viñetas salen de
anécdotas que me cuentan. La del sol, por ejemplo, es otra viñeta que ha tenido
bastante éxito porque resume una problemática muy compleja a nivel educativo
escolar. La madre le pregunta al niño: "¿Cuál es tu opinión: el Sol gira
alrededor de la Tierra o la Tierra gira alrededor del Sol?". El niño
responde: "El Sol gira, la Tierra está quieta". La madre se enfada y
le dice: "¿Pero qué te explicaron en la escuela?". "En la
escuela me explicaron que el Sol está quieto y la Tierra es la que gira, pero ¿tú
qué querías saber, lo que me han explicado en la escuela o lo que pienso
yo?". Esto me lo contó un amigo francés, y yo aproveché para hacer una
viñeta que toca el tema del doble camino entre la escuela y la vida. Muchas
veces, la escuela no se relaciona con la vida y se queda en un camino paralelo.
De este modo, recibimos una cantidad de conocimientos que repetimos
correctamente dentro de la escuela, pero fuera de la escuela seguimos pensando
otra cosa. Esto es muy grave, porque significa que la escuela no entra en la
personalidad del alumno sino que se superpone.
- ¿ Cuáles cree que son los problemas
centrales vinculados con la infancia, en la actualidad?
-Son muchos. Una de las diferencias más
fuertes entre ser niño hace 40 o 50 años y hoy, es que antes los niños no
sabían casi nada y hoy saben todo. Y frente a este enorme crecimiento de la
capacidad de información, ha descendido totalmente la autonomía de movimiento.
Esto significa que los niños no saben hacer casi nada, no tienen la experiencia
de moverse, de practicar el espacio y el tiempo, de vivir la experiencia y la
emoción de la aventura, del descubrimiento, del riesgo y del placer. Todo el
proyecto de la Ciudad de los Niños nace con la preocupación de restituir la
ciudad a las niñas y a los niños.
Por otro lado, un problema muy importante
para los niños respecto de la formación escolar es que la escuela sigue siendo
una escuela para pocos. Si el tema de la autonomía de movimiento es un tema
básico para los niños más desarrollados, este es el tema básico para los niños
más pobres y que tienen más problemas socioculturales y socioeconómicos. Yo
creo que en toda reflexión escolar debe estar la idea de que la escuela sea
para todos. Esto significa muchísimas cosas distintas: por ejemplo, los niños
deberían ir a la escuela con placer, cada uno debería reconocer la escuela como
"su" propia escuela. Al contrario, creo que la mayoría de los niños
siguen pensando que la escuela adonde concurren es la escuela a la que tienen
que ir. Tercero, esta escuela sigue siendo una escuela para pocos, para los
hijos "inteligentes" y que tienen buena familia. Los que no tienen
una motivación, los que no tienen una familia atrás, siguen fracasando. Es
común escuchar frases como "Lo siento, señora, pero su hijo no me
sigue", "No está interesado, no tiene bases, tendría que
recuperar". Son todas frases impresionantes, que deberían constituir un
delito porque, ¿qué significa "No me sigue"?, ¿quién tiene que seguir
a quién? Yo creo que la escuela debería seguir a los niños y no los niños seguir
a la escuela. En pocas palabras, una escuela para todos debería reconocer a
todos los niños el derecho a llevar consigo todo lo que saben. La escuela
debería empezar siempre con la escucha y no con la propuesta. Doy la palabra
porque estoy interesado en saber lo que piensan mis alumnos, y todo lo que
piensan lo ponemos en la mesa y empezamos a trabajar. Trabajamos sobre lo suyo,
no sobre lo mío.
-¿Qué piensa como "niñólogo" acerca
de las hipótesis del "fin de la infancia"? ¿Estos niños que saben
demasiado, que descolocan a los adultos, están diciendo que se acabó la
infancia?
-En efecto, hoy los niños tienen dificultades
para vivir la infancia porque, por un lado, acceden a conocimientos adultos de
una forma muy precoz; y por otro lado, se quedan inmaduros porque no
desarrollan capacidades autónomas de moverse, arreglarse; por lo cual llegan a
la adolescencia con una cabeza enorme y con brazos y piernas pequeñitas. Esto
significa que la infancia ha cambiado; yo creo que hoy la infancia está presa,
no desaparecida. Si la dejamos, vuelve. Esta es la experiencia que siempre
encontramos en el proyecto de la Ciudad de los Niños. Nosotros proponemos que
los niños vayan a la escuela sin ser acompañados por adultos. El éxito es
impresionante, porque esto produce bienestar social y seguridad en la ciudad.
Los padres suelen tener miedo de que los niños salgan a la calle porque hay
inseguridad. Al contrario, si van afuera producen seguridad. Por otro lado, los
niños que se mueven solos recuperan también una manera de vivir la infancia.
Dos aspectos siempre me llamaron la atención. Los niños que van solos al
colegio son más puntuales que los demás, se hacen cargo. El otro aspecto
divertido es que esta pequeña autonomía se transforma en un espacio social que
los niños disfrutan. Los niños de Roma se organizan para llegar un cuarto de
hora antes a la escuela, para jugar juntos enfrente. Cuando se les pregunta por
qué les gusta tanto ir a la escuela solos, muchos contestan: "Porque así
podemos hablar entre nosotros". Por lo cual, yo creo que no es verdad que
la infancia está perdida, sino que está presa y tenemos que liberarla. La
infancia vuelve si las condiciones lo permiten.
-Una última pregunta, ¿cuando dibuja se
siente un poco niño?
-Cuando dibujo como pintor, con frecuencia me
siento niño; pero cuando dibujo viñetas, al contrario, me siento muy adulto. Me
siento un adulto que se comunica con sus colegas adultos, buscando una manera
más directa para transmitir algo. Las viñetas son un hecho de complicidad entre
adultos; yo confío a otros adultos algo que he pensado, que he vivido. En
varias oportunidades, la gente me ha dicho que estas viñetas, que son tan
simples, dibujadas apenas, sin color, les gustan mucho a los niños. Yo creo que
aquí también ellos se dan cuenta de una complicidad: se dan cuenta de que estos
dibujos están de su parte, y esto, como siempre, les gusta a los niños y a las
niñas.
Finalmente, os dejamos la relación de fotografías de la actividad de hoy.
Finalmente, os dejamos la relación de fotografías de la actividad de hoy.
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